Pero lo he disfrutado muchísimo, cuando lo vi no pensé que así fuera... Hasta me ha dado pena acabarlo.
Aquí el antes y el después...
Antes |
Después |
Se trata de un banco que en su día fueron 4 sillas. Lo debió realizar el padre del dueño del banco. Todo un artista, tanto las uniones como la enea se veían muy bien hechas aunque estaban en malas condiciones de mantenimiento...
Tenía un tono marrón dorado y no lucía nada.
Se veía deteriorado y no tenía muchas esperanzas en cuanto al resultado, pero quise resucitarlo y devolverle la vida que en su día tuvo. Y por qué no mejorarlo...
Probé varios métodos para quitarle las capas de esmalte: decapante líquido, lijadora, cepillo de acero...pero finalmente el que mejor funcionó fue raspar con la espátula. Trabajoso, pero las capas de pintura salían mejor y más rápido que con los otros métodos.
Tampoco buscaba quitar toooda la pintura, ya que luego iría pintado en blanco...
Ya se veía que estaba atacado por la carcoma, pero la sorpresa fue al levantar las capas de pintura... Parecía una esponja en algunas zonas de tantos orificios y hubo que reconstruirlas.
Una vez quitadas las capas de esmalte, le di como cinco capas de tratamiento fungicida a todo el banco (que lo absorbió como una esponja).
Gasté todo el bote y lo tuve envuelto con un plástico durante algo más de una semana.
Hecho el tratamiento, tocaba tapar agujeros (no pocos por cierto) y restaurar las zonas destrozadas. Para ello utilicé masilla especial para madera.
No busqué dejarlo totalmente liso sin ninguna marca, ya que las marcas le dan un toque de personalidad a este tipo de mueble. Que se vea que es artesanal... No me gustan demasiado las cosas perfectas y menos en un mueble con historia.
Pata reconstruida |
La enea tuve que sanearla ya que se encontraba muy deshidratada y sucia.
Para ello primero la limpié bien quitándole toda la suciedad y polvo acumulado. Con un trapo y agua con jabón lo rematé. Una vez seco, lo froté con disolvente (también puede ser aguarrás) para quitarle la suciedad más incrustada y alguna mancha de pintura vieja.
Finalmente le di un baño hidratante hecho con aceite y vinagre al 50%, cosa que, si el banco hablara, me hubiera agradecido enormemente. ¡Ya con eso parecía otro!
Lo lijé y lo pinté con dos manos de pintura efecto tiza.
Una vez seco, volví a lijarlo todo y le desgasté por zonas (a mano por supuesto) para luego barnizarlo con una mano de barniz satinado al agua.
Le di una mano, ya que con dos, para mi gusto, pierde la textura que le da este tipo de pintura (siempre habrá la opción de darle una segunda mano si su dueño lo prefiere).
Volví a limpiar un poco la enea y darle otro baño hidratante.
¡Qué gusto daba ver el banco ahora! ¡Yo diría que sonreía! Jeje. Aquí os lo presento... no me cansaba de sacarle fotos...
¿ No está precioso? A mí me ha encantado el resultado. Pero lo mejor es lo que he disfrutado, transformándolo poco a poco y dándole otra oportunidad. Devolviéndole la vida.
Qué me dices... ¿te gusta? Cuéntame tu opinión, compártelo y así dar ideas a otras personas, cualquier duda o pregunta responderé encantada.
¡Hasta pronto!
Eskerrik asko!!
Precioso trabajo.
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