Quise utilizar colores neutros y objetos personales.
El resultado me pareció estupendo y quedé muy contenta, y más cuando vi que le gustó tanto o más que a mi.
Sobre un lienzo cuadrado, al que le di unas manos de pintura acrílica blanca, pegué nueve cuadrados pequeños de corcho. Los pinté en tonos suaves que irían en concordancia con el color de los objetos pegados.
Caracolas en tonos marrones sobre fondo naranja suave...
Cuerda de cáñamo natural sobre un amarillo tostado...
Piedras redondeadas negras sobre gris suave.
Todo ello, una vez acabado, dio como resultado una composición suave, serena y elegante.
Y me gusta mucho como queda donde lo puso.
¡Hasta la próxima!
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